Cormillot en Cuba?

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No, libreta de racionamiento.
Una de las medidas más representativas del proceso nivelador iniciado en el 1959, implementada por el gobierno cubano en los primeros años de triunfo revolucionario, fue la elaboración de la libreta de racionamiento. Esta libreta tenía por objeto que los muchos miles de cubanos que hasta entonces pasaban hambre en serio tuvieran acceso a cierto nivel de alimentos de subsistencia, asegurando a todos los habitantes de la isla el acceso a los mismos, subvencionando al máximo una especie de canasta básica. Fue un muy útil instrumento de política socialista y la solución adecuada para resolver una situación de emergencia inaceptable, derivada de años de segregación y olvido. Con la libreta, la consigna de redistribuir el ingreso que tanto nos gusta promover y hacer sonar en nuestros oídos latinoamericanos se cumplió con creces.
Tuvo tanto protagonismo que durante muchos años fue la única forma de "hacer las compras". Digamos que del 62 al (****?¿) Por ese entonces vivían en Cuba 6 millones de personas. Si damos un salto abrupto 50 años al futuro - al presente en rigor- debió haberse adaptado al doble de población. Hoy son 11 millones 239 mil personas.
El funcionamiento abreviado de la libreta –según lo que entendimos- es el siguiente: A principio de año, los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) levantan censos por manzana preguntando integrantes de cada casa y sus edades y en función de esos datos asignan a cada familia equis cantidad de elementos necesarios para atravesar el mes, desde dentífrico y detergente hasta café o sal. Este sistema mostró ser eficiente durante un tiempo y si bien aun hoy se recurre a la libreta y el protocolo es el mismo, lo que cambió es que a hoy lo que entra por libreta no dura más de quince días. Siguen comprando con ella, sobre todo el pan, los huevos y el arroz, pero el desabastecimiento de las bodegas es un síntoma del funcionamiento trunco de la economía. La economía de un país que, en julio de 1960, de un día para el otro tuvo que colocar toda su producción en el campo socialista porque E.U se ofendió por las expropiaciones que querían pagarle en bonos a 20 años y canceló la cuota azucarera de 3.5 millones de toneladas que oxigenaban la caja chica. El monocultivo se orientó al abastecimiento de la Unión Soviética, siendo esas exportaciones mayormente pagaderas en especie, con otros productos elaborados allá. Una vez alcanzada cierta estabilidad, el campo socialista no tiene mejor idea que desaparecer del mapa, lo cual lleva a Cuba a lo que fue el periodo especial, unos doce años de malestar y progreso nulo.
En Cuba, los salarios solamente resultan con un nivel de precios realmente bajos, intervenido, lejos del que la mano invisible estipularía si se le diera libertad de acción. De otro modo no tendrían poder de compra en absoluto (ver referencias al pie). Convengamos que si los salarios bajos se toleran a nivel capitalismo, en razón de que es la manera de que algunos tengan y otros no, en un sistema socialista lo primero que se va a combatir es esa desigualdad de base. Lo ideal sería que esa justa distribución se hubiese mantenido en el tiempo, conforme surgían “nuevas” necesidades. Quizás lo que tendría que haberse perfeccionado es el método, ya que si en un principio por falta de recursos la igualación se hizo hacia abajo, acotando lo más que se pudiera los ya por entonces exiguos salarios, posteriormente debió procurarse el progresivo crecimiento generalizado. La realidad es que nunca pudo salirse del círculo y persisten remuneraciones magras que deben ser administradas con total eficiencia.
Llega al 2010 dudando de la continuidad en el uso de la libreta. Motivos, dos. Uno, esto que comentábamos del crecimiento poblacional y la falta de recursos y otro que tiene que ver con esto último y es todavía más determinante: la aparición del peso convertible. El peso convertible vale lo que el dólar y la relación entre peso convertible/ peso cubano es de 1=25. Esto trae aparejado un poder adquisitivo desproporcional según se posea una moneda u otra y empieza a marcar diferencias entre quienes por algún medio la obtienen y quiénes no. Es una verdadera incógnita la liquidez que muestran algunos, comprando por ejemplo, una lata de cerveza a un dólar. Sacando el turismo y plata girada desde el exterior por familiares, no descubrimos otra manera oficial de amarrocar dólares. Desde una perspectiva proteccionista de la revolución, para mantener a la mayor de las Antillas en formol y que haya Cuba para rato, habría que cerrar las fronteras. El turismo contamina, su influencia es perniciosa. No por nosotros -el bloggermenospensado y yo-, los revolucionarios que vamos a vitorear la impronta revolucionaria de sus calles, su bandera y su gente, sino por el turismo de hotel que visita Cuba por sus playas, y se desentiende de lo demás.
Esta es una vaga idea de la vaga idea que tengo de la libreta hoy.
Éstos los números, de quiénes muchos gustan decir que hablan por sí solos: Libreta 62/2009

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