Filosofía de equipo

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Todo equipo, y quizás con mayor intensidad un DT, construye su identidad futbolística instintivamente, a prueba y error. Cuando se indica que un técnico -un entrenador, como apunta Sasturain- ensayó variantes en el primer entrenamiento de la semana, lo que se está sugiriendo es que se encuentra en crisis ontológica y busca el rumbo, quiere verse reflejado en su equipo a todo precio. La disputa reflotada entre menottistas y bilardistas a partir de las críticas que se le hacen a cappa me hizo pensar en paradigmas. Podemos barajar las siguientes concepciones de equipo:

IDEA ARTÍSTICA DE EQUIPO
Siguiendo más la línea de Apo que la de Polino, pero con vuelo artístico, un equipo de fútbol es un elenco. Un elenco con menos matices que una compañia de teatro, porque en fútbol se es arquero, se es defensor, se es volante, delantero o suplente. Cualquiera de los intérpretes tienen que conectar con el papel que representan. No importa su carácter si no ayuda para enriquecer el personaje. Más probable es que haya que maquillar rasgos de personalidad en cierta medida perjudiciales, para que esa atenuación redunde en beneficio del equipo.
Ajustándonos al caso, los delanteros están para hacer goles y no deben -no pueden- pensar en otra cosa. En zona de gol el titán vive el momento, solamente piensa en eso. No en ser ídolo, en si román lo va a saludar, en cómo festejar. Lo piensa antes o lo piensa después. Estamos hablando de un número 9, en el momento, GOL. No voy a discutir si es más gozoso hacer el pase para el gol que el gol mismo.

IDEA DURKHEIMINIANA DE EQUIPO
La teoría organicista insiste en la idea de que el todo es más que la suma de sus partes. Esto queda plasmado todos los domingos cuando los goleadores salen del vestuario, les preguntan por un lindo gol y responden que se alegran porque "el gol sirvió para ganar el partido". El organicismo es seguramente la propuesta más agradable, porque se ajusta a la idea de que exista un sistema y que todo aporte de talento se integre a un ya conformado núcleo fuerte y equilibrado. Verdaderamente, el sistema es lo que apuntala a un equipo, lo mantiene regular. En un mal partido en el que las cosas no salen, el gol del triunfo puede surgir del cabezazo de un defensor en un corner o una inspirada gambeta del volante central. A los delanteros no se los arregla con ese cuentito, siempre necesitan gritar un gol, pero el equipo no depende de sus rachas.

IDEA SOCIETARIA DE EQUIPO
Si bien hablamos de una idea societaria, concretamente hablamos de sociedad con el alcance de empresa. En toda actividad empresarial hay un elemento característico, el álea -una o más variables imponderables que pueden afectar el giro comercial de la empresa, lo cual puede implicar que mejore su rendimiento o lo arruine-. El punto de partida de un empresario en cualquier emprendimiento es que va a tener más ganancias que pérdidas, por eso esta práctica consiste en diversificar el riesgo, como para asumir que las cosas pueden salir mal pero buscando saldo positivo. En un equipo con esta concepción del fútbol, todos los partidos se salen a ganar, y si bien hay varios argumentos, ninguno está aceitado del todo, por esa ambición de manejar bien la pelota parada, el contrataque, el desborde, el centro atrás, el golpe por golpe, etc.

IDEA EXISTENCIALISTA DE EQUIPO
Uno juega como vive. Esta consigna se opone a la concepción del equipo de futbol como un elenco de teatro, en el que cada uno se ajusta al papel. El sentir del ser existencialista se vé bárbaro en los partiditos de papi cuando faltan todavía veinte minutos y el equipo no tiene más piernas pero sigue yendo a buscar el empate. En un punto parece mucho más sensato arrancar de la premisa de que los jugadores no son meros intérpretes sino que salen a la cancha a vivir el partido. Así, el equipo puede ser más anárquico pero ganar en carácter lo que pierde en orden, sobre todo si en el equipo hay alguno que además de desenfadado es habilidoso.
Eso sí, no se puede deducir la personalidad del jugador por el camino inverso, a partir de lo que hace en la cancha proyectar la forma en que encara la vida.

IDEA TEOLÓGICA DE EQUIPO
Como proponen los caballeros de la quema, todos atrás y dios de nueve. Lo de dios es figurativo, se entiende que suele tener cosas más importantes que hacer. Cuando no se puede ganar, hay que defender el cero en el propio arco, cueste lo que cueste. La dignidad y la fe no hay que perderlas ni siquiera en la cancha. Por eso, mucha persignación saliendo del túnel, alguna otra cábala un poco más pagana como entrar a la cancha saltando sobre el pie derecho o siempre el mismo almuerzo.
En cuanto a idea de juego, ni siquiera se recurre a un delantero de área, sino que se para un punta rapidito apenas por delante de mitad de cancha y saliimoo. Es un planteo mezquino pero sensato al que muchos equipos apelan en el partido de ida como visitantes en la Copa Libertadores.

IDEA PANDÉMICA DE EQUIPO
El fútbol es contagio. Por eso se justifica que el equipo dependa de un crack. Si el crack está encendido, lo más probable es que el partido marche con fritas y hasta los más burros acompañen. El defecto del modelo pandémico es la dependencia que hay del rendimiento de los dos jugadores contagiosos, siempre uno de estos: del enganche o del nueve.
Boca juega bien cuando adentro de la cancha están román y palermo. Si no está el crack, se juega para el nueve pero si el héroe tampoco está, los once aguantan contra las cuerdas. Cantidad de delanteros desarrollan su cualidad al máximo y al ritmo del creativo, el equipo juega para su especialidad. El caso para enmarcar es martín -el titán- palermo. Juegue bien, mal o regular tiene lustrada la jugada del cabezazo.

IDEA DE MODELO ARQUETIPICO DE EQUIPO
Si alguna vez un técnico tiene un destello táctico que le da resultado, muy probablemente queda en carpeta para dirigir en algún otro club cuando culmine su ciclo en donde esté. El caso emblemático es La Volpe dirigiendo a México en Alemania. El tipo tiene la fórmula para hacer rendir a su equipo, a un equipo. El cóctel dura lo que dura dura. Al primer cimbronazo, el castillo de escolazo se va al piso y no se reconstruye más. Pero a no desesperarse: siempre está el club que lo quiso en el primer momento y le hace lugar. Cumplidos bien o mal esos dos ciclos, el entrenador puede encontrarse en dos situaciones: haber encontrado una nueva receta magistral o, sin mérito alguno pero a estos efectos con idéntico resultado, haber sido borrado del inconsciente colectivo y tener otra chance en algún equipo pretensioso que quiere tenerlo por lo que fue.

IDEA DE MACHO ALFA EN EL EQUIPO
Giunta, giunta, giunta/ huevo huevo huevo. Cuenta Bermúdez que en su primer partido en boca fue a buscar una pelota dividida. La recupero con tanta sutileza que la gente ni se inmutó. En el segundo tiempo tuvo que ir a buscar otra pelota, un poco más exigido, y al llevarse consigo pelota y rival desató la euforia de la popular. Así entendió qué se esperaba de él exactamente. La máxima de este modelo es meter. Cuando hay un macho alfa ya no importa la técnica, sino cuánto se pone. Desde el minuto cero hasta el segundo extendido. Sin parar. Morder hasta que duelan los dientes. El trabajo de la semana es difícil de anticipar y tiene aspectos disciplinarios de formación militar. Mucho salir a correr los días de lluvias, madrugar en invierno para ducha de agua fría y –sobre todo- mucha puteada del técnico. De más está decir que este equipo se junta en el túnel antes de salir y recibe una arenga del alfa que salen como espartanos.

IDEA PARRILLERA DE EQUIPO
TODA la carne al asador. Se sabe que cuando se pone todo lo que hay, se da una primera imagen contundente pero casi enseguida esa imagen corporativa se diluye como redoxón en bidón de 5 litros. El equipo va a jugar a muerte los primeros minutos, tratando de hacer la diferencia, de avasallar al rival. Si no resuelve el partido en ese lapso, entonces llega la noche. No hay resto físico, nunca hubo un entrenamiento orientado a la preparación física de los jugadores, exceptuando la pretendida intensidad del comienzo.
Hay partidos que no se plantean así en el vestuario, pero por determinado motivo uno o ambos equipos entienden que el partido hay que ganarlo en el arranque, que está para jugarlo así, a pinchar los primeros minutos para quedarse con el triunfo.

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