*611

|


El celular que tuve estos últimos dos años perdió ayer la titularidad a manos de un flamante Sony Ericson, con muchos ringtones, camarita, inteligencia artificial, memoria emotiva y ensamblado -como corresponde- en el DF. La noticia, que debe ser tomada con liviandad, puede transformarse rápidamente en una entrada aun menos interesante, sobre todo por la intrascendente información que tengo para aportar.

La salida del Motorola se dio en el transcurso de la semana: el sábado pasado, no éste sino el otro, mi madre se acerca con la propuesta y un número telefónico para contactar a Moviestrella. Llamo y me informan los plazos: 48 horas hábiles para la entrega, otras 48 horas para la habilitación del servicio. A partir de allí, en menos de seis minutos concreto la operación. Me informan antes de desearme un buen día que la entrega la estarían realizando el miércoles por la mañana. Algo que me sale muy bien a mi en situaciones de compra es quedarme con la pregunta a mitad de camino. Pero, al igual que quienes están leyendo atentamente, me di cuenta de que llegado el miércoles las horas hábiles eran más de las que me habían dicho. Quedaba entonces pasar el rato hasta el miércoles y creer en lo que había escuchado. El domingo lo pasé fácil. El lunes me levanté, lo viví y me acosté pensando que todavía faltaban dos días. El martes no hice más que planear el momento de la entrega, imaginaba mi conversación con quien lo trajera, la atenta lectura y firma del contrato de adhesión con esas exquisitas cláusulas predispuestas, mis primeros contactos con el aparato, qué fotos sacaría primero y cómo avisaría a mi gente que cambiaba de número. El miércoles muy temprano salí a la puerta por si no escuchaba el timbre y se iban sin entregármelo. Cerca del medio día, cuando perdía la esperanza, llegó. Volvía a ser un boludo con celular (al respecto véase el siguiente video de todo por dos pesos http://www.youtube.com/watch?v=f6uoAT7jb9E), me reinsertaba en el mundo de las telecomunicaciones. Ahí volví a ser el de siempre.
Tener el celular cargado y listo para usar pero sin que funcione es peor que no tenerlo. Que te hagan esperar un poco más pero que te lo traigan listo para usar sería más inteligente. Pero de maliciosos que son, no lo hacen así. En fin, los dos días hábiles antes de la activación no se cumplían el viernes, sino el lunes, así que no lo pude disfrutar ni exhibir el fin de semana. Y ya que estaban, tampoco me lo activaron el lunes.

El pasado a retiro queda en archivo con un total de 80 horas, 54 minutos, 37 segundos de llamadas entrantes y salientes. Lo cual significa que estuve un fin de semana largo con el teléfono en la oreja. Lo cual significa que le di duro y parejo. Y eso que para mi era un público de bolsillo. Si antes que un poco por pose, un poco por convicciones me mantenía al márgen del bluetooth, los ringtones y todo lo que alejara al celular de mi concepción de celular lo usé tanto, no quiero imaginar lo que se viene ahora.

Para terminar, regalo mi idea de que algún celular tiene que venir con control remoto para quien quiera hacerse millonario con ella.

0 comentarios:

Publicar un comentario

metele variété