Lo obvio

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fallitas que nadie repudia:

entrás al baño, supongamos que a lavarte las manos. entrás con las manos sucias -mugre que capaz no salta a la vista pero está- accionando el picaporte. cerrás la puerta desde adentro. abrís la canilla. te lavás las manos y la cerrás. o sea que cerrás con las manos lavadas lo que abriste con las manos sucias. te secás las manos y abrís con las manos limpias la puerta que cerraste con las manos sucias. o sea que, a menos que entres, dejes la puerta abierta, abras la canilla con una servilleta y la cierres con la que te secaste las manos, salís igual que como entraste.

2 comentarios:

El pablo dijo...

Ponete una puerta de aeropuerto campeón.

Yodi dijo...

En ciertos restaurants antiquísimos, he tenido el placer de ver un sistema que podría ser una solución (al menos para lo de la canilla).
A nivel del suelo, una especie de pedal -simil los del auto, por decir- que al pisarlo, y mediante un complejo sistema de poleas -estimo- activa el flujo del agua, el cual sólo se interrumpirá cuando uno deja de pisar la palanca.
Es curioso que hayamos dejado en desuso algo tan práctico.

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